sábado, 15 de noviembre de 2014

El paisaje


http://www.abadaeditores.com/libro.php?l=385

Para Coco



Hoy por la mañana recibí en el correo un regalo: el más reciente libro de Antonio Mezcua, doctor por la Universidad de Granada y que ha dedicado los últimos 15 años de su vida a la investigación de la cultura china, en especial su pintura paisajística. Antonio y yo nos conocimos en el año 2000, ambos recién llegados a China en aquél momento. Desde ese entonces, él se convirtió en artista visual –combinando sensibilidades occidentales y orientales en fotografía, pintura y performances visuales/musicales–, en profesor titulado de yoga, y en catedrático que ha desarrollado su trabajo de investigación en Granada, en París y en Oxford. 

Su primer libro y tesis doctoral fue “Concepto de Paisaje en China”, del que conservo con infinito cariño una copia en la que me invitó a participar como primer lector; y el nuevo libro que ahora leo es una continuación de aquel trabajo, menos académica y más poética, titulada “La Experiencia del Paisaje en China”, que con una maravillosa combinación de erudición y sensibilidad describe esta manifestación artístico-cultural, y lo hace de una forma a la vez vivida de forma íntima, como englobadora en sus alcances. Como él mismo dice, “desde un punto de vista unificado… teniendo en cuenta todas sus manifestaciones de pintura, diseño de jardines, literatura o asentamientos en parajes montañosos.” 

Abordando los temas del paisaje como lugar de jornada espiritual, de espacio social y de recinto familiar, podemos ir apreciando la infinidad de manifestaciones filosóficas, lúdicas y sicológicas que tan caras son al pensamiento oriental, si bien no son tan explícitos como en nuestra propia tradición crítica. Así, viendo al paisaje como trasfondo callado pero indispensable, vemos cómo se manifiestan en primer plano la música, los juegos, los paseos y las ceremonias, siendo cada uno matizado sutilmente por ese fondo benevolente y que todo lo abarca. 

Reproduzco aquí el breve prólogo de este libro, para dar al lector una idea de la sensibilidad con la que se desarrolla este magnífico texto:

*

Miramos una montaña, y en sus perfiles anatómicos pareciera convertirse en un perfil humano. Miramos la palma de nuestra mano, y en sus líneas parecieran reflejarse las nervaduras parpadeantes de las raíces de un árbol.

El paisaje son las líneas que la historia grava en la palma de la mano de la naturaleza, caminos entremezclados y superpuestos en jeroglíficos de una escritura que brota sólo cuando se contempla. 

La naturaleza inabarcable, en su infinito transcurrir lítico, se humaniza en el paisaje. La humanidad, en su fulgor atropellado, puede armonizarse y reconciliarse consigo misma en el paisaje. Pero la humanidad es aún salvaje y transforma el paisaje en una pálida imagen agónica de lo que pudo ser su paraíso.

El infierno es una pesadilla adherida en las nervaduras de la historia, y en el paisaje quedan las heridas, las llagas que supuran esa fiebre autodestructiva que guía nuestros pasos. Testimonios ciegos de catástrofes, guerras, genocidios, masacres, paisajes desolados por la muerte hueca. ¿Qué miedo sostiene la huída del hombre de sí mismo? ¿Qué aberrante sed le empuja por una sinrazón milenaria de lucha contra sus fantasmas?

Miramos a nuestros ojos y sus iris radiolares tienen las manchas de un dolor atávico que sólo un océano infinito podrá redimir.

Océano que existe más allá de estas montañas. En su ausente centro hay una isla donde sobrevive el primer (último) ser humano. Esta isla se denomina la Isla del Fin (del comienzo). Caminando hacia sus entrañas encontramos un jardín que se expande según los pensamientos de este último ser. Es éste el primer paisaje que contemplara la utopía de un paraíso nunca perdido (encontrado), serenidad de unos seres que consiguieron llegar a ser plenos y cuyos perfiles contemplamos en las anatómicas metamorfosis cambiantes de las montañas.

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Mezcua López, Antonio José. La Experiencia del Paisaje en China. Shanshui o Cultura del Paisaje en la Dinastía Song. Madrid: Abada Editores. 

El libro se puede conseguir aquí: 





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